31 de diciembre. Seis de la tarde. Doña Colola y Doña Julia se sientan en la vereda de su casa, tomando mate y esperando…
A través de pequeños detalles, estas dos viejas se cuentan y repasan aquellos años que fueron y no volverán, aquellas familias que se desarmaron, los hijos que no nacieron, las añejas costumbres, las promesas incumplidas, los dolores, los engaños, los sueños. Todo a través de los guiños de los modismos y las creencias, el humor que sólo los años traen, y la sincera necesidad de sentirse unidas en esta espera solitaria, que las encuentra más que vecinas, como mujeres solas que sólo se tienen la una a la otra.
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