SABOR A FREUD
de José Pablo Feinmann
VIERNES 16 de Abril
22:00 hs
Ante la importante respuesta del público que colmó la sala durante las funciones estreno en la ciudad de Trelew, el Grupo de Producción Teatral de Puerto Madryn, ha resuelto reponer una nueva presentación del espectáculo el viernes 16 de abril a las 22:00 hs.
El amor puede salvarlo a uno de uno mismo.
En Sabor a Freud, del dramaturgo argentino José Pablo Feinmann, una mujer, Lucía Espinoza llega a la consulta con el psicólogo, el Dr. Kovacs, con un trastorno disociativo de personalidad múltiple, pues dentro de sí, tal vez entre el hipotálamo y la hipófisis, vive Dolores Durán, una apetitosa vampiresa de corpiño rojo, que se expresa a través de boleros, lo cual no puede pasar desapercibido para el especialista, que termina siendo trastornado por ésta.
En el texto hay una evidente confrontación entre las tesis del psicoanálisis y la conducta como escenario de la patología, y las del bolero, como representante del sentimiento a quemarropa.
Feinmann escribe un texto plagado de referencias intelectuales bien aprovechadas, y se divierte con las citas del Sr. Freud de una manera por demás simpática, y a veces no carente de razón, pero también sostiene en el centro y la resolución un postulado freudiano: la muerte de las figuras paterna y materna como panacea del equilibrio mental; y hasta hace gala de su amplia cultura para recetarnos una crítica a la posmodernidad, desde la posmodernidad, es decir, lanza una invectiva a la misma, desde un texto que postula una posición posmoderna, pues crítica a uno de los grandes relatos del siglo XX: el psicoanálisis como herramienta de adaptación al mundo y su realidad; y pondera la importancia del bolero en nuestras sociedades latinoamericanas como auxiliar en la educación sentimental, y forjador de cursis resignados, admiradores de Casablanca, aunque nunca serán Ingrid Bergman y Humphrey Bogart.
Es un texto ligero, pero no superficial, eficaz y disfrutable, con una estructura sencilla y convencional, y utiliza como recurso destacable la inclusión de boleros a manera de diálogos, además de ofrecer una amplia posibilidad de juego escénico mediante la metateatralidad. Como se dice en el argot psicoanalítico: aprovecha las representaciones para hacer una buena proyección. En resumen: el amor es una patología cardio-mental que puede hacernos olvidar cualquier esquizofrenia.
El clímax de la puesta llega en el momento de tomar una decisión, ambos están frente a la posibilidad de cambiar de vida ante los factores que los mantienen arraigados al displacer y a la angustia. La decisión llega, y como en todo buen melodrama el muchacho y la muchacha son felices, mientras las nubes negras se alejan, y uno no puede menos que pensar: ¿porqué la vida no puede ser tan sencilla?.
Por T. Guerrero
El amor puede salvarlo a uno de uno mismo.
En Sabor a Freud, del dramaturgo argentino José Pablo Feinmann, una mujer, Lucía Espinoza llega a la consulta con el psicólogo, el Dr. Kovacs, con un trastorno disociativo de personalidad múltiple, pues dentro de sí, tal vez entre el hipotálamo y la hipófisis, vive Dolores Durán, una apetitosa vampiresa de corpiño rojo, que se expresa a través de boleros, lo cual no puede pasar desapercibido para el especialista, que termina siendo trastornado por ésta.
En el texto hay una evidente confrontación entre las tesis del psicoanálisis y la conducta como escenario de la patología, y las del bolero, como representante del sentimiento a quemarropa.
Feinmann escribe un texto plagado de referencias intelectuales bien aprovechadas, y se divierte con las citas del Sr. Freud de una manera por demás simpática, y a veces no carente de razón, pero también sostiene en el centro y la resolución un postulado freudiano: la muerte de las figuras paterna y materna como panacea del equilibrio mental; y hasta hace gala de su amplia cultura para recetarnos una crítica a la posmodernidad, desde la posmodernidad, es decir, lanza una invectiva a la misma, desde un texto que postula una posición posmoderna, pues crítica a uno de los grandes relatos del siglo XX: el psicoanálisis como herramienta de adaptación al mundo y su realidad; y pondera la importancia del bolero en nuestras sociedades latinoamericanas como auxiliar en la educación sentimental, y forjador de cursis resignados, admiradores de Casablanca, aunque nunca serán Ingrid Bergman y Humphrey Bogart.
Es un texto ligero, pero no superficial, eficaz y disfrutable, con una estructura sencilla y convencional, y utiliza como recurso destacable la inclusión de boleros a manera de diálogos, además de ofrecer una amplia posibilidad de juego escénico mediante la metateatralidad. Como se dice en el argot psicoanalítico: aprovecha las representaciones para hacer una buena proyección. En resumen: el amor es una patología cardio-mental que puede hacernos olvidar cualquier esquizofrenia.
El clímax de la puesta llega en el momento de tomar una decisión, ambos están frente a la posibilidad de cambiar de vida ante los factores que los mantienen arraigados al displacer y a la angustia. La decisión llega, y como en todo buen melodrama el muchacho y la muchacha son felices, mientras las nubes negras se alejan, y uno no puede menos que pensar: ¿porqué la vida no puede ser tan sencilla?.
Por T. Guerrero
Con Germán Pérez y Nathalia Brunetti
Actor invitado: José Luis Navone
Escenografía: Nadia Krowicki
Diseño de Iluminación: J. Adaro / Mecio
Dirección: Elbio Mellado
LOCALIDADES LIMITADAS
RESERVAS ANTICIPADAS AL 15 40 11 29
No hay comentarios:
Publicar un comentario